La vida es algo digno de ser vivido. Ojalá se me hubiera ocurrido a mí esa hermosa frase, pero no, me la comentó Natalia Bruno - la invitada del Podcast de esta semana - citando a su mamá, que partió de este mundo el año pasado.
Me pareció un lindo recordatorio sobre el valor que le damos a nuestra cotidianidad. La vida es algo digno de ser vivido, no simplemente trabajar, comer y dormir. Porque… ¿Cuántas veces transitamos nuestros días en una rutina que parece que nos lleva por inercia?
Y acá creo pertinente traer una parte del primer poema de Mary Oliver que leí y que me hizo enamorar, no solo de su escritura, sino de su forma de observar y habitar el mundo. Es que cada vez que la leo o escucho despierta una fuerza dentro mío que estaba dormida. Esas ganas de no quedarme observando como pasa mi vida, sino que la vida observe como yo paso a través de ella. Quizás es ese famoso fuego que llevo dentro que le da nombre a este proyecto.
Me es difícil elegir solo una frase de esta gran poeta, por eso acá canto para mis adentros la canción It’s my party and I cry if I want to (es mi fiesta y yo lloro si quiero), y digo “este es mi Newsletter y pongo todas las frases de Mary que quiero”
En la entrega donde hablé de ser salvaje traje el final de uno de su poemas: ¿Qué piensas hacer con tu única, salvaje y preciosa vida? El disparador absoluto que te hace replantear si lo que estás haciendo es realmente lo que tu preciosa vida merece. Porque, como dije al principio, la vida no es solo cubrir las necesidades básicas.
¿Te pasó alguna vez de sentir que tenía que haber algo más en la vida? ¿Que no podía ser solamente esto? A mi sí, muchas veces. Inclusive, ocasionalmente, me lo sigo preguntando. ¿Puede que sea inconformista para algunas personas? Quizás. Pero como ya he dicho antes, pienso que nadie vino al mundo para ser mediocre, y creo que tenemos que comer de la cuchara grande de la vida.
La vez donde más se presentó esa sensación de decir “Esto no puede ser todo lo que hay en la vida, tiene que haber algo más”. Fue cuando decidí irme a México sin pasaje de vuelta. También cuando decidí emprender con Le Mat Market. Y un poco estoy sintiendo esa vocecita también en este momento.
Ahora bien, no estoy diciendo que tengamos que hacer cosas extraordinarias al darnos cuenta que la vida es mucho más que ir al baño, trabajar, comer y dormir. A veces puede ser un pequeño pero profundo cambio como ser más conscientes en nuestro día a día, estar presentes al pasar tiempo con seres queridos, sonreír más, enojarse menos. Esencialmente darnos cuenta de lo preciosa que es nuestra vida. Preciosa en el sentido de bella, y también de preciada, porque… pensalo, es realmente un regalo que todo se haya dado a la perfección y que hoy estés acá.
No quiero ir tan a las profundidades pero hay personas dejando este mundo en cada segundo que pasa. Estar vivos es realmente un regalo e inclusive me atrevo a decir que es un motivo de celebración. Y si nadie te lo dijo: ¡Felicitaciones, lograste un día más en esta gran escuela llamada: Vida!
El tiempo no para
Para hablar de la vida también creo necesario hablar de la muerte. Se que es un tema que a veces puede incomodar, pero no hay mejor remedio para vivir que recordar que nos vamos a morir. Inclusive un día más de vida equivale a un día más cerca de la muerte. Y esto no lo digo para abrirle la puerta a la ansiedad, sino para darnos cuenta que no podemos decidir mucho sobre cómo o cuándo vamos a partir de este mundo, pero sí podemos decidir cómo vamos a vivir.
¿Cuál es ese deseo que tenes adentro? ¿Ese que late cada vez más fuerte?
Hay un famoso proverbio chino que dice: “El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años; el segundo mejor momento es ahora”.
A veces sentimos que la vida va muy rápido, pero así como dice la canción, el tiempo no para. Así que, todo lo que estás pensando en hacer, te recomiendo que - sin prisa y con calma - empieces a dar pasos en esa dirección. El tiempo seguirá su curso, la vida no se detendrá por nosotros, y todo ese tiempo que gastamos dudando también pasará. Y solo nos quedará pensar que podríamos haberlo invertido en perseguir ese deseo que nos impulsa.
“Ya es tarde para hacer lo que quiero”
Si te pones a Googlear “¿Es muy tarde para empezar algo nuevo?” la pantalla se va a inundar de notas periodísticas y blogs diciéndote que nunca es tarde. Lo cual me hace preguntarme por qué, a pesar de eso, muchas veces tenemos esa sensación de que ya es tarde para hacer ciertas cosas, o que nos estamos quedando atrás en la vida. Y lo digo en plural porque me incluyo. Yo, con 27 años, siento que me quedo sin tiempo para muchas cosas.
Este espacio no se basa en el positivismo tóxico y en una hermosa frase en cursiva diciendo “si lo quieres, lo puedes lograr” con emojis de corazones al costado. Hay una realidad, y es que sí, cada día que pasa nuestro cuerpo envejece, sobre todo si somos mujeres. Perdemos colágeno, dejamos de ser fértiles, aparece la menopausia. La naturaleza parece no beneficiarnos en ese aspecto.
Pero hay algo más que nos perjudica y es el sistema en el que vivimos. Hoy, en el Newsletter de Amiga hablemos de plata - que por cierto es una recomendación absoluta - leí una nota de SHRM que expone que las mujeres enfrentan un notable problema de discriminación por edad en el lugar de trabajo, con un 78% experimentando esta forma de discriminación. Por ende, no es una preocupación infundada, sino que la propia sociedad nos saca de espacios y nos descarta por nuestra edad. A pesar de que las mujeres son las mas perjudicadas, el edadismo (discriminación por edad) afecta a todas las personas. En consecuencia, es normal que te sientas insegura o inseguro al hacer un giro en tu vida, o incluso algo pequeño como empezar clases de natación.
De ahí que me aventuro a decir que seguir tu propio deseo es incluso un acto revolucionario. Estamos eligiendo hacer algo con nuestras vidas en vez de seguir haciendo lo que nos dicta la sociedad.
La realidad es que, para la mayoría de las cosas, nunca es tarde. Y para las que sí es tarde, siempre podemos re-adaptarnos a las circunstancias. Por ejemplo, es tarde para quedar embarazada una vez que entraste en la menopausia, pero no es tarde para adoptar. Fue tarde para mí, con 26 años, ir como Au Pair (niñera) a Estados Unidos, pero no fue tarde para ir como House and Pet Sitter (cuidadora de casas y mascotas).
“La esperanza de vida promedio, especialmente para las mujeres, está entre los 80 y 90 años. Les dije a un grupo de mujeres: algunas de ustedes tienen 60 años, ¿y qué van a hacer durante los próximos treinta años? ¿Sentarse y lamentarse por lo que no sucedió, o hacerlo realidad ahora? Hay ciertas cosas que no podemos hacer. Si quieres ganar una medalla en los Juegos Olímpicos y tienes 70 años y nunca has movido un dedo, no va a suceder. Pero si eres escritora, si sueñas con viajar, si eres artista, hay tantas cosas que puedes hacer. Es tan gratificante saber que viviste el momento que soñaste.”
Zoe Ghahremani
Historias reales
Podemos leer que Harrison Ford (Indiana Jones) era carpintero en sus 30 antes de ser actor, o que la diseñadora Vera Wang empezó a hacer vestidos recién a los 40. Si bien me parece inspirador, siento que esas historias nos siguen quedando lejanas. Pareciera como ese 1 en 1 millón.
Por eso me gusta escuchar relatos más cercanos de personas que decidieron seguir su pasión sin importar su edad, sus miedos, y toda la pila de condicionamientos que cargamos en los hombros. En el Podcast de El fuego que llevo dentro tuve varias invitadas que son ejemplo de que pavimentar nuestro propio camino lo vale todo:
Fernanda Baptista pasó de tener una galería de arte en Lisboa a ser terapeuta holística y brindar ayuda a las personas luego de llegar a sus 45 años.
Domi Cartier pasó de ser ilustradora y diseñadora a generar un impacto positivo en sus clientas y sus negocios a través del coaching y las terapias energéticas.
Vero Le Mat, mi mamá, poquito antes de llegar a sus 50 años se enamoró de la astrología y decidió estudiar la carrera que le tomó más de 4 años finalizar. Luego descubrió Diseño Humano y decidió aprender una nueva herramienta desde cero.
Camila Schiavone era acompañante terapéutica hasta que ya no pudo seguir haciéndole oídos sordos a su deseo de ser pastelera. Hoy tiene un negocio donde hace feliz a las personas a través de su arte culinario y le da trabajo a su familia.
Otras recomendaciones: La película Nyad (Netflix), el libro Baño de damas (Natalia Rozenblum), la historia de Lisa Congdon y su libro Una gloriosa libertad.
Por supuesto que el nuevo episodio del Podcast de El fuego que llevo dentro no iba a ser la excepción a estas historias. Su título es Reinventarse a los 40: De Veterinaria a Ilustradora con Natalia Bruno, y por supuesto que hablamos sobre como nunca es tarde para dar un cambio de rumbo en la vida.
Natalia Bruno es hoy una ilustradora de libros infantiles, pero esta no siempre fue la respuesta que daba cuando le preguntaban su ocupación. Se define a sí misma como "la chica de los títulos", ya que ha estudiado diversas carreras y posgrados, incluyendo veterinaria, profesión que ejerció durante gran parte de su vida. Sin embargo, las vueltas del destino la llevaron a una carrera donde no contaba con un título universitario, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿es necesario tener un papel que nos avale para ser artistas?
Fue recién a la llegada de sus 40 años cuando Nati re-conectó con su llamado interno y decidió escuchar a esa niña que quería expresarse en el mundo a través del arte. Natalia es prueba de que nunca es tarde para empezar y que con perseverancia, confianza y dedicación, se puede lograr lo inimaginable.
Nati nos lleva a través de su historia invitándonos a seguir nuestros sueños de manera progresiva y curiosa, sin necesidad de dejarlo todo de un día para el otro. Charlamos sobre los cambios de rumbo, el punto de conexión entre la espiritualidad y la creatividad, el lugar que ocupa el niño o niña interna que llevamos dentro, y muchos temas más que te dejarán reflexionando.
Gracias por llegar hasta acá. Me encantaría leer que opinas en los comentarios.
Ojalá que esta entrega haya encendido el fuego que llevas dentro.
Me encanto, gracias