En Septiembre del 2022 decidí irme de viaje. Ya lo comenté varias veces pero ese viaje fue mi Comer, Rezar, Amar y me dejó muchas vivencias que atesoro con gran amor. Y además me regaló centenares de aprendizajes.
El primer mes del viaje estuve con mi mamá de vacaciones, recorriendo distintos lugares maravillosos de México. Luego, después de pasar unos días en Playa del Carmen, ella volvió a Argentina y ahí fue que empezó mi siguiente aventura viviendo y viajando sola por primera vez.
Me alojé en un condominio, Croc Studios. Llegué realmente de casualidad porque no era ahí donde me iba a alojar, por esas cosas de la vida terminé cambiando mi alojamiento a último momento y me quedé en este lindo studio que lo manifesté de un día para el otro. Resumiendo, fuí a ver por fuera el Airbnb que había reservado 5 meses antes de llegar y no me gustó, algo adentro mío me dijo: no, acá no. Y lo cancelé una semana antes de tener que entrar al alojamiento. Perdí dinero y tiempo, si, pero fue uno de esos actos de seguir mi intuición o en este caso mi autoridad Sacral de Diseño Humano.
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Necesitaba un nuevo alojamiento y estaba muy jugada con la fecha. Playa del Carmen es un destino con mucho turismo (y extranjeros viviendo) y el alojamiento se alquila muy rápido. Tenía que encontrar un departamento dentro de mi presupuesto y que sea para tres meses. Consulté en todas las páginas de alojamiento, con personas que se dedican a real estate, en grupos de Facebook, incluso llamaba a los números de los carteles de la calle que decían “rento apartamento” y nada… Hasta que un día recordé que podía dejar de buscar desesperadamente y manifestarlo con calma y confianza. Y así lo hice. Esto fue lo que pasó en solo dos días:
El lugar tenía todo lo que estaba buscando: que sea seguro, que quede cerca del centro pero no en el medio del ruido ni en la vorágine de la ciudad, cerca de la playa para poder ir caminando (casi) todos los días, que le entre luz natural para poder sentirme inspirada y trabajar desde ahí, que tenga algo de verde y que mis vecinos sean amables y tranquilos.
Lo conseguí, sobre todo esto último… mis vecinos. Cuando manifiesto siempre me gusta decir “esto o mejor” o darle a entender al Universo/Dios/La fuente, que eso que estoy pidiendo es lo que yo creo que necesito, pero si hay algo mejor aún que mi mente limitada no puede ver, estoy abierta a recibirlo. Y así fué… Yo pedí tener vecinos amables y tranquilos, porque soy muy sensible a los ruidos y realmente la paso mal cuando vivo en lugares donde los vecinos hacen mucho ruido. También me gusta vivir en lugares donde hay una buena convivencia y podemos tratarnos con respeto, pero nunca me imaginé que podía hacerme amiga de mi vecina, y mejor aún, que sea una persona que transforme mi vida.
Por suerte siempre confío que la vida es más sabia que yo y me puso a Fernanda en el departamento de al lado. Y así es como conocí a Fernanda Baptista.
Fernanda me impactó desde el día 1 cuando me dijo que era de Portugal, específicamente del distrito de Guarda, el mismo distrito donde nació mi abuela y mis tías abuelas. Vilar Formoso - el pueblo donde nació Fer - y Velosa - el pueblo donde nació mi abuela María Alsina - quedan a 35 minutos en coche. Si crees en las casualidades, esta tiene que ser la mayor casualidad de todas, pero yo no creo en eso, para mí todo pasa por algo. Haber conocido a Fer fue conectar instantáneamente con mis orígenes y la historia de mi familia.
Como si esto fuera poco, Fernanda es terapeuta holística y coach transformacional. Ambas estábamos en un proceso de reconexión con nosotras mismas y sin saber por qué fuimos a México porque sentimos el llamado. La historia es increíble y tiene miles de anécdotas.
Fer es una mujer muy sabia que tuvo mil aventuras en su vida, escucharla y aprender de ella es un regalo. Por eso decidí entrevistarla para mi Podcast cuando estábamos en Playa del Carmen. No quería ser la única que disfrute de escuchar a Fernanda, quería compartir su mensaje, su historia y todo su conocimiento con el mundo, porque fue muy sanador para mí y creo que puede ser muy sanador para otras personas también.
Por eso te regalo este capítulo del Podcast de El fuego que llevo dentro, que se llama Sanando nuestras raíces. Un episodio muy especial donde entrevisté a Fer mientras estábamos viviendo en Playa del Carmen.
También es mi primera invitada del Podcast ¡y la primera vez que entrevisto a alguien! En el episodio charlamos un poco de lo que hablábamos todas nuestras tardes mientras tomábamos café y comíamos “Pan de vivos” - en realidad se llamaba pan de muertos, es una especie de factura mexicana a la cuál decidimos cambiarle su nombre por uno más alegre. En el episodio charlamos sobre la espiritualidad, la vida, nuestras heridas, las creencias que nos limitan, la biodescodificación, la psicosomática, el amor, la compasión, el proyecto sentido, la manifestación, etc.
Comer de la cuchara grande
Ahora quiero contarte una historia que aún me hace sentir muy vulnerable, pero que gracias a Fer pude darle un nuevo significado y cambiar mi perspectiva.
La mayor parte de mi vida odié mi cara, sobre todo mi pera o mi mandíbula. Me veía al espejo de perfil y me decía las peores cosas que podía escuchar. Veía a otras chicas y nadie era como yo. Yo “no tenía pera”, o más bien tengo la mordida invertida lo cual genera que mi mandíbula esté retraída.
Todavía me sigue dando mucha vergüenza hablar del tema porque es algo que siempre deseé cambiar. Derramé muchas lágrimas, vi muchos videos de cirugías maxilofaciales y escuché a muchos odontólogos dándome sus opiniones sobre lo que tenía que hacer para verme más linda y más "saludable" ya que trae ciertos problemas óseos y respiratorios.
Anhelaba por años operarme, sentía muchísima inseguridad (aún me pasa) pero hoy en día agradezco no haberlo hecho y haberme aceptado como soy. Hablando con Fer, que estudió biodescodificación y psicosomática, entre otras cosas, tocamos este tema. Ella tiene el mismo síntoma, también tiene la mandíbula retraída. Me contó sobre la biodescodificación dental, algo que yo jamás había escuchado. Ella dijo "el síntoma se manifiesta primero en los dientes y luego en el cuerpo". Wow, increíble ¿no?.
Lo voy a explicar brevemente y como yo lo entendí: La mandíbula es la base que establece la estabilidad emocional. La mandíbula y los dientes nos ayudan a morder y a masticar para poder digerir bien. Un problema en este lugar implica que la persona se impide “morder bien” la vida o “darle un buen mordisco” a lo que desea. Cuando la mandíbula está retraída los dientes no tienen cabida, lo cual refleja una falta de lugar en su entorno. Tener la mandíbula retraída es haber sentido que no tenía lugar (no solo físico sino también emocional), es no sentir el derecho a ocupar espacio, el derecho a obtener grandes cosas y obviamente a expresarse. Siempre lo chiquito, siempre lo poquito, siempre lo que sobra sin hacer mucho ruido, sin mucho alboroto.
¡Comer de la cuchara grande simboliza darle a la vida ese gran bocado que mereces sin reprimirte! Dejar de comer de la cuchara chiquita es reclamar tu lugar en el mundo y no conformarte más con bocados escasos.
Comer de la cuchara grande (no literalmente sino más bien metafórico) es un hábito que inculcamos con Fer para darnos el lugar que merecemos. A veces lo hacíamos en cosas muy chiquitas como ponerle agua mineral a las flores que poníamos para decorar nuestros departamentos, en vez de agua de la canilla, por el simple hecho de que nos merecíamos lo mejor. Otras veces lo hacíamos con cosas más grandes como poniendo límites a situaciones que nos lastimaban.
Lo loco es que mi familia materna tiene el mismo síntoma con la mandíbula retraída. El cuerpo no solo nos cuenta historias nuestras sino que arrastra y manifiesta historias de todo nuestro linaje.
Esto lo cuento a corazón abierto porque es una herida que aún está supurando. Pero contarlo también es un paso para sanarlo. Y es una invitación a que también empieces a escuchar las historias que tu cuerpo tiene para contarte.
Ningún síntoma es porque sí. Por eso te pregunto ¿Sentís que tu cuerpo te habla? Me encantaría escuchar tu historia, si queres podes dejarme un comentario en Instagram o responderme este mail.
Si esta historia te sorprendió y te dejó con la mandíbula abierta, entonces andá a escuchar el episodio donde entrevisto a Fer ¡Se que te va a encantar!
Y no te olvides: Siempre saboreá la vida con la cuchara grande.