Tengo todo un mes entero para mí en Buenos Aires y está siendo interesante e introspectivo. Vero, mi mamá está en su comer, rezar, amar era. Acá su historia:
Por mi parte yo estoy curiosamente indagando en nuevas prácticas. Empecé a escribir todas las mañanas, me está encantando. También siento que estoy metiéndome adentro del “rabbit hole” (el agujero del conejo), tanto creativamente, como personalmente. Este momento podía avistarlo hace meses y ahora está acá. Momento de ir un poco para dentro, pero con el fin de sacar cosas hacia afuera.
Algo de lo que salió de esta práctica de escritura es esta frase:
Soy la espectadora con deseos y no la persona que los vive.
A veces me siento inmersa en un espiral que nunca termina. Y que irónico, como si en eso no se basara la existencia. El proceso creativo se hace interminable cuando el proyecto es mi propia vida.
Constantemente me pregunto si realmente tengo un propósito. ¿No es acaso el propósito de todos disfrutar nuestra vida?
Elizabeth Gilbert habla de esto en una charla con Oprah que me gusta mucho, en especial una parte que dice “Tienes razón al decir que no tengo ningún hobby. Pero te equivocas al decir que no tengo una pasión. Tengo una pasión. Mi pasión es la vida misma, en todas sus magníficas direcciones”.
Mi pasión también es la vida misma. Sus giros inesperados, la magia que no se explica, las sensaciones que traen las experiencias que vivo, la belleza, lo espontaneo de la naturaleza, la capacidad de los humanos de crear, las conexiones, casualidades y causalidades. Experimentar la vida quizás es lo que más se parece a un propósito que funciona como motor al despertar todos los días.
El problema es que no siempre me permito esa experimentación en mi vida. Mi psicóloga me dijo hace poco “venís a las sesiones muy armada”. Y así me vengo sintiendo. Todo sostenido por estas grandes estructuras, que en verdad no me están llevando a ningún lado, porque sin exploración ¿dónde puedo realmente ir? Puedo ciertamente seguir las vías de otras personas, pero si quiero recorrer las mías tengo que adentrarme, soltarme y experimentar.
Salvaje es la palabra correcta para mi presente.
Y aunque esté viviendo en la jungla de cemento y no en el medio de un bosque encantado, sé que mi espíritu salvaje, mi espíritu animal, está en alguna parte dentro mío queriendo salir, haciendo fuerza para traspasar todos esos metros de tierra que lo tienen enterrado.
Salvaje, quiero ser salvaje. Quiero dejar salir todo lo que estoy conteniendo, me quiero encender y que ese fuego incontrolable queme lo que tenga que quemar, mientras yo solo lo observo. Quiero que me arranquen el corazón y le saquen todas las capas que lo recubren.
La palabra salvaje me acompaña ya hace unos cuantos meses. En Octubre del 2023, cuando estuve en Washington, USA, leí el libro Wild (Salvaje). La historia real de Cheryl Strayed que decide enfrentar sus demonios caminando 1700 km del sendero del Pacífico. Ya había visto la película (está en Netflix) pero al estar por vivir cerca del lugar donde terminó su recorrido, quise conocer más y leer el libro.
La historia es cruda y honesta, lo que la hace para mí mucho más salvaje que estar acampando en el medio del bosque mientras escucha las hienas aullar. Y ese es el salvaje del cual yo hablo, no es necesariamente hacer un safari sino más bien desnudarlo todo, animarse a experimentar, a sacar los demonios, traspasar los miedos y sobre todo a perdonarse. Poder ser capaz de no guardarse nada, así como el feroz rugido del león que se puede escuchar a kilómetros de distancia.
No quiero llegar a tocar el fondo del pozo, como Cheryl, para desatar mi alma salvaje. No quiero descontrolarme tanto hasta el punto de lastimarme. Pero… ya que hay tanto control en mi vida, la pregunta es ¿En qué cosas puedo descontrolarme? ¿Qué cosas puedo hacer salvajemente?
Una de las respuestas que se me ocurren es simple, pero mi arte, mis ilustraciones, es una de mis partes salvajes, descontroladas. Un espacio donde me siento a crear y la obra me atraviesa, sale de mi sin que yo sepa de donde viene. Sin inspiración, sin referencias, simplemente surge. Al principio a mi auto-exigencia no le gustó crear arte no realista, abstracto, “sin sentido”. Por eso permitirme crear algo que no comprendo es, para mí, profundamente salvaje.
“Dime, ¿qué piensas hacer con tu única, salvaje y preciosa vida?”
El final del poema El día de verano de Mary Oliver me acompaña a mí y a los clientes de Le Mat Market también hace tiempo. Antes de hacer ese viaje me armé un cuaderno con esta frase y diseñé tarjetas para regalar a clientes. Siempre que leo esa frase, y el poema entero, me recuerda de lo preciada y finita que es la vida y me invita a hacer algo con ella. Leí un resumen perfecto del mensaje:
El mundo está lleno de maravillas, prestá atención y disfrutalo. No seas demasiado arrogante porque todo termina y muchas veces demasiado pronto. Por eso, descubrí lo que queres hacer. Por fugaz que sea tu vida, sigue siendo preciosa y puede ser tan salvaje como vos la hagas.
Y vos… ¿Qué pensas hacer con tu única, salvaje y preciosa vida? Contame, te leo por acá o por mensaje de Instagram
Este nuevo episodio del Podcast de El fuego que llevo dentro se llama Fuego salvaje. No te voy a contar de que se trata, sino que te voy a dejar escrita una parte del episodio para encender tu llama y que vayas a escucharlo:
“Soy naturaleza salvaje pero aprendí a domesticarme. Me mantengo chiquita y en calma como los restos de unas brasas, pero soy un fuego salvaje listo para ser desatado. Mantengo a las personas de mi alrededor calentitas porque tengo miedo de quemarlas si desato todo lo que verdaderamente soy. El problema es que ese fuego pequeñito me está consumiendo. No me alcanza que me tiren unas ramas, yo necesito arder en el bosque entero. Fuego salvaje, eso soy. Fogata de campamento, eso estoy siendo…”
Antes de irte: Una loca historia sobre las señales de la vida
Resulta que el día que estaba armando el episodio del Podcast había puesto en Spotify una playlist del productor musical Moby. Las canciones fueron pasando hasta que en algún momento la playlist se terminó y Spotify empezó a reproducir canciones similares. No estaba prestando atención a la música, pero sucedió algo que hizo que empiece a escuchar atentamente. No era la melodía de la canción lo que aumentaba mi interés, sino su letra: “But we will never show fear. Even in my eyes. I will always rise. In wildfires”. Me quedé helada. Fui rápidamente a leer el título de la canción y vaya coincidencia, se llamaba Wildfires, es decir Fuego Salvaje ¡Igual que el título del episodio del Podcast que estaba preparando!
La historia no termina ahí… Ayer me tomé toda la mañana para conectar conmigo. Preparé mi espacio y fui a buscar la carta del Arcángel Miguel para poner junto a mi velita. Cuando abro la caja del oráculo agarro la primera carta pensando en chiste “mirá si justo es la del Arcángel”. Bueno, no, no era esa, sino una más sorprendente. Una carta que sin dudas no me esperaba. Decía “Conéctate con el fuego”. ¡¿QUÉ!? El Podcast se llama El fuego que llevo dentro, el episodio nuevo se llama Fuego salvaje, me aparece una canción con el mismo nombre y ahora esta carta que me dice que me conecte con el fuego ¿Qué clase de macumba es esta?
Mi intención principal era sacarme una carta del tarot, como dije, la del oráculo fue por casualidad. Como frutilla del postre adiviná cuál me sale. Por supuesto que El Sol ¿Qué carta que grite más fuego que el astro rey? Ninguna.
No podía creerlo, pero a la vez si lo creía porque cuando estoy abierta y receptiva estas cosas me suceden una y otra vez. La magia de la vida está ahí para quien quiere verla, y yo sin dudas, vivo para estos momentos que me dejan sin palabras. Como digo siempre, entre creer o reventar siempre elijo creer.
¿A vos, te pasan estas cosas mágicas e inexplicables o te cuesta conectar con ese guía? Amo esas historias, contame, te leo por acá o por mensaje de Instagram
Sin dudas esta entrega se viene potente, por eso te recomiendo escuchar el podcast
Gracias por leer, y extiendo el mensaje: Conectá con tu fuego. ¡Hasta la próxima!