En la entrega pasada charlamos sobre el tema de la mediocridad o el ser uno más del montón. Idea que surgió de un podcast que había escuchado. Resulta que en este podcast nombran un artículo de un medio de comunicación digital que se llama The Onion. El artículo se titula “Unambitious Loser With Happy, Fulfilling Life Still Lives In Hometown” es decir “Un perdedor poco ambicioso con una vida feliz y satisfactoria todavía vive en su ciudad natal”. ¡Me pareció extraordinario! Tanto que no paro de leerlo una y otra vez. El artículo está en inglés pero en el nuevo capítulo del Podcast lo leo en español.
La nota comienza diciendo:
“Conocidos desde hace mucho tiempo confirmaron a los periodistas esta semana que el hombre local Michael Husmer, un perdedor poco ambicioso de 29 años que lleva una vida placentera y plena, todavía vive en su ciudad natal y no tiene deseos de irse”.
Unos pocos renglones bastaron para saber que el artículo iba a ser muy bueno porque dije: Quiero ser Michael. Quiero llevar una vida placentera y plena, y que no me importe si me dicen que soy poco ambiciosa. Eso que soy una persona que ama viajar, de hecho pasé hace poco 7 meses viajando por América del Norte y ahora escribo esto desde Francia, y lo que quiero desde chica es explorar otras culturas y vivir en otro país (o países). Más allá de que Mike vive en su ciudad natal, me sentí muy identificada con eso de llevar una vida tradicionalmente “aburrida”.
Siempre me consideré una señora mayor por dentro. Y de hecho las admiro mucho, me encanta hacerme amiga de mujeres mucho más grandes que yo, “abuelas” por decirlo de forma coloquial. Es que llevan una vida tan tranquila, poco les importa lo que el resto opina de ellas y tienen toda la sabiduría que el paso del tiempo les regaló.
Obviamente, no todas son así. De hecho, a veces pienso si esto será porque mi abuela nunca fue ese estereotipo de abuelita que te espera con la comida más rica y te llama todos los días para ver como estas. Más bien una de mis abuelas, la única que me queda en este plano, siempre fue una persona con graves problemas psiquiátricos y relaciones llenas de enojo, violencia y drama. Mi otra abuela se parecía un poco más al estereotipo de “ojalá los abuelos sean para toda la vida” que hay dando vueltas, pero vivía un poco lejos y falleció hace unos cuantos años.
Esto siempre me hizo sentir un poco rara, con un sentimiento de no pertenecer a esas familias más funcionales. Pero ahora volvamos a lo que nos dice el artículo, llevar una vida tranquila te hace ver como una persona con pocas ambiciones o una persona aburrida. Sentirte una señora grande de alma también.
“Fuentes cercanas a Husmer informaron que el hombre - que tiene relaciones personales significativas y duraderas y un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida - es un fracaso sin motivación que se siente perfectamente cómodo siendo un don nadie por el resto de su vida” (...) “No sé cómo alguien podría permitirse terminar así”, continuó su amigo de la infancia. “Pero parece perfectamente bien siendo nada más que un irresponsable que es genuinamente feliz por el resto de su vida””.
Más lo leo más me gusta. Y también cuanto más lo leo más me doy cuenta del mundo neurótico en el que vivimos. Claro está que esto es ficción pero como dicen: la realidad muchas veces supera la ficción. No voy a ponerme a resaltar las características de esta era moderna porque constantemente escuchamos a psicólogos, periodistas y miles de coach y personas en Instagram hablando sobre el aumento de la ansiedad, el sistema nervioso desregulado, las fallas del sistema, lo mal que nos hacen las redes sociales, la sobre información, etc. Pero ¿Acaso Mike está tan equivocado? A pesar de que sabemos que tener una vida tranquila, donde hacemos lo que disfrutamos y descansamos para no tener el famoso “Burnout” es un ideal ¿Cuántos realmente lo vemos como una posibilidad en nuestra vida?
De la boca para fuera lo digo, pero internamente ¿Estoy llevando mi vida a ese lugar de tranquilidad, felicidad y disfrute? Y sobre todo ¿Somos capaces de hacer como Mike y no escuchar las críticas de los demás para poder buscar el placer en una vida más alineada? Me encantaría saber que pensas. Mandame un mensajito al Instagram o dejame un comentario acá.
A mi aún me cuesta todo eso. Y aunque quizás suene como un problema “tonto” para mí no lo es. Muchas veces me juzgaron por ser aburrida, amargada, mala onda. Quizás de ahí un poco sale mi lado “people pleaser”, que es básicamente ser complaciente y querer agradar a los demás poniendo sus necesidades por encima de las mías para no molestar, incomodar o para que no dejen de quererme.
Se me viene un recuerdo a la mente donde me sentí muy juzgada y estoy segura que a muchísimas personas les pasó lo mismo. Me da vergüenza contarlo pero acá va: De adolescente no me gustaba salir a bailar, ir a fiestas, dormirme a las 4 de la mañana. De hecho sigue sin gustarme, lo disfruté pocos años cuando terminé el colegio, más que nada porque me sentía validada cuando era “divertida”, los chicos gustaban de mí y el alcohol hacía que mi timidez se borrara. Cuando hice mi fiesta de egresados todos teníamos un afiche con nuestros perfiles, que te lo escribían tus compañeros. Como mi fiesta era temática “Candy” nos poníamos qué “tipo de chocolate éramos”. A mí me pusieron chocolate: amargo, porque no me gustaba ir de fiesta. Me enojé y entristeció muchísimo pero hice como si nada. Ser “diferente” a veces te hace pagar un precio, pero aprendí que traicionarte a vos mismx, a tus necesidades y a quién sos tiene un costo muchísimo más alto que terminás pagando.
“Allegados confirman que reside a solo dos cuadras de la casa en la que creció, a millas de distancia de cualquier cosa que valga la pena, como bares y clubes de alto precio.”
Esto me hace demasiada gracia. ¿Cuántas veces vamos a lugares solo porque están “de moda” y terminan siendo malísimos? Acá iría este meme:
“De hecho, las fuentes afirmaron que el patético holgazán nunca ha tenido ningún interés en mudarse ni siquiera a una ciudad importante cercana, a pesar de que no tiene nada mejor que hacer que "sentarse todo el día" siendo un miembro involucrado de su comunidad y usando su amplio tiempo libre para dedicarse a actividades que le proporcionen verdadero placer. (...) “Sinceramente, no entiendo a Mike: ¿no quiere siquiera salir de ese pueblo atrasado y tratar de hacer algo por sí mismo? ¿simplemente quiere perder el tiempo sintiéndose satisfecho con el ritmo y el contenido de su vida y disfrutando de su existencia?" Caitlin Sese, amiga de la escuela secundaria, dijo sobre el hombre que duerme ocho horas por noche y tiene tiempo después del trabajo para ver a sus seres queridos y cuidar su salud. “Todos los demás se fueron de Camden lo antes posible y están consumidos por una profunda sensación de aprensión por salir adelante, pero él sigue dando vueltas por los mismos lugares de la escuela secundaria, enfocándose en las cosas que más le importan y existiendo como un relajado, una persona tranquila con la que es divertido estar cerca. No puedo imaginar nada más triste que eso”.
Te entiendo Mike. Después de irme de viaje y conocer tantos lugares - o en el medio del viaje mejor dicho - descubrí realmente lo que busco, que probablemente ya lo sabía pero no me animaba a expresarlo: Una vida tranquila, una vida honesta, una vida disfrutable. No soy para nada una persona que podría vivir en una carpa en el medio de la montaña, no encajo en ese estereotipo de “hippie”, me encanta el confort, me encanta la belleza, muchas veces me gusta el “lujo”, pero también creo que la felicidad está en esas pequeñas grandes cosas. Como tener un trabajo que, al menos, te haga feliz, ni siquiera digo trabajar de lo que más amas, pero algo que no odies. Tener relaciones sanas, donde no haya lugar para el drama sino para la conexión y la vulnerabilidad. No vivir como si siempre estuviéramos llegando tarde a algún lado. Pero sobre todo lo que más quiero es poder hacerme cargo de quien soy, de que quiero y abrazar esto que necesito sin miedo y con convicción. Poder decir: Si, quizás soy una persona “aburrida”, pero qué feliz soy.
Hace 11 meses que no tomo una gota de alcohol. La verdad es que nunca me gustó el sabor y siempre lo tomé para emborracharme y así poder desinhibirme. Después de hacer mucho trabajo interno y asumir este lado más “oscuro” - porque no es fácil hacerse cargo de que no fuiste honesta con vos misma - decidí dejar de tomar alcohol. “No, ni siquiera una cerveza, gracias” “No, no tuve problemas con el alcohol, solo no quiero tomar” “No, no es que mi religión no me lo permite, no me hace sentir bien”, esto me encontré diciendo un par de veces en ámbitos sociales. Por suerte a nadie le molesta o me insistió mucho, pero en general siempre está el asombro y la pregunta. No me cuesta decir que no tomo más alcohol, pero en una sociedad donde las primeras citas siempre son un “vamos a tomar una birra?”, o donde el viaje a hacer la ruta del vino es un imperdible, o el Fernet es cuasi bebida nacional, a veces me sentía como la que estaba “mal”.
Hacer por muchos meses un celibato consciente - si celibato, como las monjas - también hizo que muchas veces me digan que soy “aburrida”. Me encanta el movimiento feminista de la mujer deseante y el empoderamiento femenino, pero también a veces siento que pasamos a otro extremo donde por lo menos yo, siento que no pertenezco. Creo que no es conservadora versus liberal la cuestión. No creo que sea volver a los valores típicos del 1950, sino ser realmente conscientes en que elegimos y por sobre todo por qué y para qué lo elegimos. No hay una única forma de ver y vivir la vida, no es tener la vida de Mike o ser una persona totalmente desenfrenada y pasada de rosca. Sino que es sobre todo un balance personal, sin un correcto o equivocado deliberado por la sociedad, sino una elección consciente de lo que en este momento necesitas para sentirte bien.
“Me alegro de haber salido de allí y no haber terminado como Mike”, dijo la prima de Husmer, Amary Martin, de 33 años, abogada de un gran bufete de abogados que no ha visto a Husmer, su compañero de juegos de la infancia, en casi seis años. “Lo último que querría es tener una familia amorosa cerca, sentir una sensación de placer al reflexionar sobre mi vida y ser el gran fracaso con el que todos se encuentran cuando visitan su casa una vez al año para las vacaciones”.
“Solo mire a ese perdedor con su sonrisa satisfecha y su perspectiva positiva día tras día”, agregó. “El pobre ni sabe lo mal que lo tiene”.
El pobre y satisfecho Mike no sabe que yo, y muchas personas más, queremos ser como él.
Así que sí, orgullosa de que me guste cenar a las 19 hs, escuchar música clásica para concentrarme mientras trabajo y de que mi deseo (por lo menos hoy en día) sea vivir en algún pueblo tranquilo y pequeño.
¿Quién más está en el club de lxs aburridxs? Me encantaría leerte. ¡Mandame un mensajito al Instagram o respondeme este mail!
Subí un episodio al Podcast llamado El camino menos transitado, donde leo el artículo completo en español e indago un poco más sobre esta idea de tomar una dirección distinta a lo establecido. Al fin y al cabo cuando empezas a caminar y a hacer tu propio sendero comenzas a darte cuenta que en verdad, no había sendero alguno que seguir, sino que en vos estaba crear ese camino que podía ir hacia cualquier dirección. En este episodio te invito a que descubras tu propio camino personal.
¡Gracias por leer!
Nati