Como ya conté en la entrega pasada vengo haciendo el ejercicio de plantearme una palabra a principio de año que represente la energía que quiero atraer este año venidero.
Si queres saber por qué creo que es mejor a principio de año plantearse metas desde el femenino - cómo te queres sentir - en vez de plantearse metas desde el masculino - que objetivos queres alcanzar - podes leer la entrega anterior acá.
Y también te dejo una meditación que cree para que encuentres tu palabra clave para el 2024.
En el 2022 mi palabra clave fue: Expansión.
Quería experimentar ese sentimiento en las formas en que la vida me lo quisiera mostrar. Estaba deseosa de experimentar esa sensación de ir más allá de mis límites, en todos los sentidos.
“Doy gracias porque tengo un trabajo que me permite realizarlo desde cualquier parte del mundo”. Eso era lo que, según mi visión, buscaba manifestar para sentir expansión.
La vida me demostró que podía sentirme expandida en un montón de otras formas. Viajar, sí, pero también romper creencias limitantes, sentir que mi vulnerabilidad y amor se expandían al tener conversaciones incómodas, hacer micro dosis de hongos y expandir mi consciencia, ampliar mi red de soporte, expandir la confianza en mi misma al viajar sola, hacer muchas cosas que nunca había hecho, permitirme sentir nuevos miedos y dolores que nunca había podido experimentar, llegar a más personas que no conocía, expandir mi arte, trabajar en nuevos proyectos y tantas cosas más.
La expansión más grande se me dio al viajar. No solo el hecho literal de estar en otros lugares, sino expandir mis horizontes, conocer muchísima gente y formar nuevos vínculos, conocer otras culturas, probar nuevas comidas, encarnar nuevas versiones de mi misma, ver la vida de muchas otras formas que antes no podía y abrirle la puerta a que lleguen infinitas oportunidades a mi vida.
En el 2023 mi palabra clave fue: Sostén
El año anterior había aprendido que puedo sola, puedo mantenerme, viajar sola, divertirme, disfrutarme, tener citas conmigo, puedo amarme, quererme, estar para mí en los momentos que estoy triste, me escucho, me conozco, me respeto.
Pero que pueda sola no significa que tenga que elegir hacerlo todo sola. Por eso a principios de este año intencioné para que todo ese amor que había cultivado lo pueda compartir.
Me había cansado de querer demostrarme que valgo más porque puedo sola. Sentía que la valentía es también compartir. Y que la vulnerabilidad requiere confianza: confianza en saber que podes descansar en una red afectiva que te va a sostener, querer y ayudar.
La autosuficiencia suele ser la muralla que esconde el verdadero deseo: Entregarse.
“Puedo sostenerte porque yo tengo quien me sostenga” había leído una vez, y fue uno de los impulsos para abrirme a seguir tejiendo redes.
La vida, Dios, el Universo, mi Ser superior (el nombre que quieras) siempre siempre será mi primer sostén. Y me sentí infinitamente sostenida por ella. Pero
Pero además pude sentir sostén cuando:
Volví a vivir con mi mamá y mi papá, y me mimaron después de no vernos por más de 7 meses / Dejé que me cuidaran cuando estaba enferma / Sorprendí a mi prima y a mi tía al volver a Argentina y lloraron de la emoción al verme / Mi mamá me abrazaba mientras yo lloraba y me decía que me entendía y que todo iba a estar bien / Mi papá logro que yo encuentre la calma cuando lo llamé desesperada para decirle que estaba teniendo por primera vez un ataque de pánico / Les dije a mis amigas que no estaba pasando un buen momento y pusieron su oreja para escucharme con amor y empatía / Les pedí prestado dinero a mi familia para poder pagar el pasaje de vuelta a mi casa / Conecté profundamente con muchas personas nuevas y no tan nuevas / Me dejé abrazar / Conocí a la fe Baha’i y me sentí recibida y mimada por su comunidad / Cuide muchas mascotas y me llenaron de amor / Abrí mi corazón al amor nuevamente y me sentí recibida / Usé miles de grupos de Facebook para pedir recomendaciones en mis viajes / Creé El fuego que llevo dentro y logré un nuevo espacio para el ida y vuelta con las personas que son parte de esta comunidad / Mis amigas de siempre estuvieron ahí para conocer esta nueva versión que estoy encarnando y que nació este año / Lydia, a quién conozco por Le Mat Market me ofreció hacerme lecturas de tarot para poder destrabar bloqueos que tenía / Flor, a quién conocí porque compró en Le Mat Market, se ofreció a hacerme una lectura de registros akashicos porque sentía hacerlo / La lista sigue y sigue.
Sentí sostén en las personas nuevas que conocí en mis viajes:
En Fer, mi vecina Portuguesa de Playa del Carmen, cuando iba al supermercado y me traía de regalo un “pan de vida” para que me llene de dulzura y vida, y teníamos largas charlas en su departamento / En Flor, mi amiga Cordobesa que conocí en México me invitó a almorzar a la casa de sus amigos-familia Mexicana. Y cuando desde Australia me compró de sorpresa un Mat de yoga y me lo mandó a mi casa en BsAs porque le dije que nunca tuve uno / En Gonza, con quién nos conocíamos hace poco pero pasamos año nuevo teniendo charlas profundas cuando todos a nuestro alrededor estaban de fiesta en México / Cuando conocí en persona a Jackie, mi amiga Canadiense con la cual hacía un intercambio de idiomas virtual, me presentó a su amiga de Texas y juntas fuimos a comer y me invitaron a una reunión de jubilados norteamericanos / Geneva y Faustina, dos chicas que conocí un día en un hotel, que me invitaron a recorrer juntas Mérida y nos terminamos haciendo amigas, luego Faustina me visitó en Bs As / Isa, mi host de Ciudad de México, que se tomaba pausas de su trabajo para venir a charlar conmigo y me puso un cartel que decía “Bienvenida a casa” cuando llegué / Virginia, una Argentina que crucé en un mercado de arte, que me invitó a tomar un café y a una Jam de dibujo / Ashley y Joey, Stephanie y Kyle, los home owners que contacté a través de la app para cuidar mascotas, que me permitieron alojarme en sus casas, confiaron en mí para que cuide a sus mascotas, me invitaron a comer y me llevaron a recorrer la ciudad / Ian, el chico que conocí por internet y nos vimos después de hablar por 5 meses, que me abrió las puertas a su hogar y a su vida y convivimos casi dos meses juntos dándome el lugar a abrir mi corazón nuevamente, mostrarme vulnerable y tener un sostén en su abrazo y su templanza en los momentos que se me hacían difíciles / Ali, quién me contactó por Instagram porque le gustaba lo que compartí en mi perfil, y me invitó a tomar un café y me regaló postales de Fargo hechas a mano / Dawn, que sin conocerme me invitó a que me alojé en su casa el tiempo que quería para que le cuide sus gatitos por quince días, y regalándome cariño en forma de charlas, comidas, caminatas y enseñanzas / Roxanna, la cuñada de Dawn, que me acercó a la fe Baha’i, y me introdujo en su grupo de amigas, quienes se convirtieron en mis amigas y quienes me trataron con muchísimo amor y cariño: Jenny Jensen, Al, Laurie, Lucinda, Carla, Seema, Regan, Meredith, Mitra, Priscilla, Sol, Yannina, Mary y Joy.
Sobre todo sentí mucho sostén en haber creado Colmena.
Un espacio virtual y gratuito donde desde Julio nos juntamos todos los Lunes a charlar sobre básicamente la vida, y buscamos apoyarnos y sentirnos sostenidas con presencia, empatía, escucha, reconocimiento, amabilidad y cariño.
Se llama así por este motivo: Lasa abejas, a través de una comunicación compleja y paciente, trabajan juntas para garantizar que su colonia prospere. Las abejas brindan un modelo para una comunidad precisa y compasiva que solo se puede lograr a través de la atención, la comunicación y el trabajo.
Gracias a todas las personas que pasaron alguna vez por una de las charlas. Gracias Cami Schiavone, Ceci Reynoso, Caro Schiavone, Mari Mattos, Lydia Birzuelak, Barbi Reyes, Cori Cid, Cami Castro, Flor de Fátima, Lu Diaz, Mar Juaque, Ro Rullo, Soni, Ro Prado, Lour Astete.
Estás más que invitada a participar de este espacio libre y gratuito cuando gustes!
Y sin lugar a dudas sentí sostén tuyo, por estar del otro lado, aunque no nos conozcamos o nunca hayamos hablado, la red es energía y se siente. Así que gracias desde lo más profundo de mi corazón.
Te deseo un nuevo año que esté lleno de expansión, sostén y lo que te propongas que quieras sentir. ¡Feliz 2024!