Tenía pensado no mandar nada esta semana. No escribir ningún Newsletter ni grabar ningún Podcast. Cuando reflexionaba sobre lo que podía escribir solo se me ocurrían cosas muy “armadas”, como explicar sobre algún tema que había investigado, resumir el libro que estoy leyendo, hablar sobre alguna teoría. Pero… nada me encendía. Entonces decidí que era mejor tomarme una pausa.
Después de una sesión de terapia descubrí que no es que, no tenía nada que compartir, sino que me estaba escondiendo dentro de mis propios escudos. Haciéndome tan chiquita que prefería no enviar nada, que nadie me vea, en vez de explorar lo que esta entrega tenía para mostrarme.
Porque este espacio lo siento como el David de Michelangelo, que tomó un trozo de mármol vacío, sin forma, y talló todo lo que no servía hasta encontrar la obra de arte que se escondía por debajo. Mi trozo de mármol es la hoja en blanco, y en vez de tallar, yo escribo.
Una vez que empiezo a escribir nunca sé por que caminos me va a llevar el texto. Y es así como - para mí - funciona la creatividad, que se parece mucho a la naturaleza en si misma ¿no? Inesperada y con la puerta siempre abierta que nos invita a explorarla.
La creación de el David de 5.17 metros de altura fue realizada en un sólo bloque de mármol. Decenas de canteros (personas que trabajan con piedra) quisieron crear algo con ese gran trozo de mármol, al cual llamaban “el gigante” pero no tuvieron éxito alguno, al contrario dejaron más dañada a la piedra. Hasta que llegó Miguel Ángel y creó la obra de arte diciendo que la escultura ya se encontraba ahí, el solo le sacó los restos.
Esta idea de que el David ya se encontraba en el mármol y solo necesitaba a la persona adecuada para emerger de él me lleva a reflexionar sobre la vida.
En un mundo donde constantemente nos están ofreciendo servicios y productos para transformar y cambiar nuestra vida - por lo menos si estás muy adentro del mundo del desarrollo personal -, yo voy nadando un poco contracorriente, y empiezo a preguntarme: ¿Y si lo que quiero proponer no es cambiarlo todo? ¿Qué pasa con lo que hay acá y ahora? ¿Puede ser eso valioso? ¿Puedo encontrar la belleza en este momento?
Michelangelo no necesitó un nuevo trozo de mármol para esculpir a su David. Sacó todas las capas que no servían hasta llegar a encontrar la belleza en eso que el ya tenía: un trozo de mármol de más de 5 metros de altura arruinado por las personas que pasaron antes.
Ya lo dijo el gran Gustavo Cerati:
“Sacar belleza de este caos es virtud”
Como ya hace tiempo vengo contando, estoy repensando mi futuro profesional, pero me pregunto, ¿las decisiones que tengo que tomar son solo profesionales? La verdad: no. Involucra replantearte todo tu ser cuando tu trabajo está ligado a quien elegís ser. Cada gran decisión que tomo implica una nueva versión mía que aparece. Requiere más coraje, más valentía.
¿Alguna vez te preguntaste qué le estas aportando al mundo? Yo si, muchas veces. La respuesta siempre va cambiando. Y eso es lo que me divierte tanto de hacer preguntas, tener la libertad de experimentarlas abiertamente más que encontrar conclusiones cerradas e inquebrantables.
Mi respuesta en este momento a esa pregunta podría ser algo como: No quiero traer al mundo cosas nuevas, quiero seguir descubriendo las maravillas de la vida. Quiero frenar y ver qué es lo que hay acá y descubrir qué es lo que puedo crear con eso. Causar un impacto es, para mí, que alguien logre reconocer que aquí y ahora hay belleza para admirar, sin necesitar nada más o nada menos.
“Lo que le damos al mundo es lo que en verdad más necesitamos”.
Se lo escuché decir a Simon Sinek en esta entrevista. Y quizás esta entrega se trate un poco de entregar lo que yo más necesito.
De compartirme desde un lugar vulnerable porque es lo que más me urge en mi día a día.
De generar espacios de unión porque es esa conexión profunda la que busco.
De recalcar la importancia de la presencia porque necesito que me recuerden que lo que importa no es un futuro ficticio sino más bien lo que está sucediendo ahora.
De dar aviso que la gratitud es impostergable porque soy yo también la que precisa un llamado de atención cuando mis problemas inventados se cuelan con carteles de urgente.
Sin lugar a dudas, lo que comparto en este espacio es lo que yo en verdad necesito. Porque… el trabajo detrás de la escritura siempre empieza con una simple pero poderosa pregunta: ¿Quién es esta persona que está dentro mío?
Un misterio que ojalá me lleve toda la vida resolver.
En este nuevo episodio del Podcast de El fuego que llevo dentro sigo trabajando en mostrar más mi vulnerabilidad y autenticidad, por eso decidí grabar “a cara lavada” (o podría ser a voz lavada), sin tener una hoja de ruta que me guíe.
En el nuevo episodio, titulado La humanidad como un todo, sigo indagando más sobre esta exploración interna que nos lleva a descubrir el Ser que hay dentro nuestro. Ese que tiene cosas que consideramos lindas y otras que preferimos ocultar. Pero la clave está en entender que todo cabe y que hay espacio para toda nuestra dualidad que es parte esencial de la humanidad.
Nos creemos distanciados pero hay una humanidad compartida oculta que nos hermana. El problema está en que buscamos matar constantemente la parte de ella que nos interpela y es por eso que nos alienamos. ¿Qué pasa si en vez de querer eliminar las partes de nosotros que no nos gustan entendemos que son parte nuestra y que están acá por algo? Tener fe implica también confiar en lo que no comprendemos, te invito a escuchar el episodio para sumergirnos en esto.
Al final del episodio también leo un texto que escribí el año pasado cuando sentía que el mundo se estaba convirtiendo en un lugar más oscuro y que desde mi lugar no tenía el poder para hacer nada para cambiarlo. Siento compartirlo por acá porque son palabras que quiero tener cerca como recordatorio y que probablemente alguien más necesite escuchar:
Este es un mensaje para cuando dudes de vos y de tu servicio. Solo hace falta que abras un poco los ojos y mires al costado para darte cuenta que hay mucha separación entre las personas, aún hay mucha alienación y eso es lo que nos lleva al sufrimiento y a actuar desde el miedo. El mundo necesita más integración, más comunidad, más unidad. Por eso tu voz tu mensaje y tu servicio es importante. No lo dudes. No importa que haya más gente diciendo lo mismo, la realidad es que necesitamos más gente compartiendo el mensaje del amor y la unidad, porque hay muchas más personas viviendo en la polarización y el sufrimiento. Cuando más se comparte el mensaje a más gente se llega y más personas despiertan y comienzan a vivir una vida más alineada, amorosa y liviana. Esa es la forma de hacer un mundo mejor. Lo sabes. No busques aprobación afuera. Lo sabes. Lo sabes porque lo experimentas en tu vida y porque lo experimentaste en tu viaje. No dudes, expandí el mensaje. Se generosa, compartí el amor.
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Gracias por regalarme tu tiempo. Deseo que esta entrega haya encendido una chispa dentro tuyo. ¡Nos escribimos pronto! Adiós.