“Algunos lo llaman imaginación, y otros lo llaman Dios” George W. Carey
Siempre fue poco cool creer en Dios para mí. Fui a un colegio laico por lo cual la gran mayoría de mis compañeros no tomaron la comunión - ni yo - no iban a la iglesia, y muchos eran ateos. Yo nunca supe cómo persignarme, ni sabía el Padre Nuestro, ni las canciones de misa. Básicamente porque nunca fui a misa. Recuerdo de chica que mi mamá me decía que ella se había enojado con Dios cuando falleció su hermano, y que no le gustaba ir a la iglesia. A mí, de chica, creer en Dios me pareció un poco tonto.
Recuerdo que en la primaria, en mi colegio - que como dije era laico - a mí y a mis compañeros nos había agarrado una especie de obsesión con el tema y le preguntamos a todas las maestras si creían en Dios. Hasta lo decíamos en forma de canción “¿Crees en Dios? ¿Crees en Dios? ¿Crees en Dios? ¿Crees en Dios?” cantábamos una y otra vez.
Dios y Jesús, siempre fueron dos figuras a las cuales les tenía mucho respeto a pesar de no creer en ellos. Lo cuál creo que indica que un poco sí creía. Uno no cree en nada, hasta que algo le sucede y empieza a rezar por las dudas ¿no? Creo que de chica no sabía diferenciar si Dios y si Jesús eran dos personas diferentes realmente, tenía mucho desconocimiento del tema, desinterés y rechazo. A pesar de que mi mamá y mi papá casi no hablaban de religión, crecí en un país Católico y eso hizo que lo vea a Dios como un señor de barba blanca sentado en su trono en el Cielo, que todo lo ve y todo lo escucha, y es quién juzga lo que está bien y lo que está mal. Dios está en todos lados y si cometes un “pecado” tenes que confesar porque sino Dios puede castigarte, además, lo más importante es “irte al cielo” cuando mueras. Esa era mi visión de Dios y por eso lo rechazaba.
Yo no tenía ganas de rezar todo el tiempo para que Dios me quiera, tampoco quería que alguien me juzgue por todo lo que hacía y pensaba, la verdad es que Dios me caía mal y me daba miedo, por eso prefería creer que él no existía, porque no me parecía muy bueno que digamos, al contrario, me parecía un poco macabro. Además, si Dios era tan bueno, ¿por qué se llevó de mi vida a personas que yo quería mucho y que eran nobles y buenas? Eso me hacía sentir enojada, no lo entendía.
Bajo esa mirada me hubiera sentido culpable y con miedo de estar escribiendo esto, de “hablar mal de Dios”, de decir la palabra “Dios” tantas veces en vano.
El tiempo pasó, mi vida siguió, Dios dejó de importarme. O no tanto porque a veces cuando me pasaban cosas que yo consideraba “graves” rezaba, así como me saliera.
Hace unos años cuando empecé a investigar y adentrarme en el mundo espiritual, esotérico, de auto conocimiento - el nombre que a cada cual le guste - empecé a ver que muchas personas, corrientes de pensamiento y autores nombraban a Dios. Al principio lo rechacé ferozmente. Juzgaba mucho a la gente muy religiosa, no podía entenderlos, para mí la vida era más científica: Naces por razones biológicas, vivís y te morís para siempre. Fin. A pesar de todo siempre fui muy abierta de mente y me encanta explorar cosas que no sé. Al mismo tiempo que yo fui entrando en este mundo espiritual, mi mamá empezaba también a reconectar con ese lado que ella muchas veces había integrado en su vida pero también rechazado y dejado de lado. Gracias a mi mamá, que si no la conoces aún es Vero Le Mat empecé a conocer la astrología, y a integrar la energía de mi Sol en Sagitario, y su lado más dogmático, filosófico y aprendiz, y mi Ascendente Piscis, y su lado más espiritual, amoroso y de conexión con el todo.
![](https://substackcdn.com/image/fetch/w_720,c_limit,f_auto,q_auto:good,fl_progressive:steep/https%3A%2F%2Fsubstack-post-media.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2Fimages%2F888646b0-3363-4512-9169-945155e242da_3024x4032.jpeg)
![](https://substackcdn.com/image/fetch/w_720,c_limit,f_auto,q_auto:good,fl_progressive:steep/https%3A%2F%2Fsubstack-post-media.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2Fimages%2F8555df48-f345-4fc5-b268-533b217d2e43_3024x3024.jpeg)
Dentro de todo este proceso de conocerme a mí misma mucho cambió y empecé a tener fe en algo más. Cuando conectas con esa magia que llevas dentro la vida empieza a responder del mismo modo y empiezan a suceder cosas que te hacen confiar en que no estamos solos.
Aún así todavía le tenía rechazo a la palabra Dios y lo empecé a llamar “Universo” - muchas veces aún lo hago. Dios me seguía pareciendo muy católico, limitante y juicioso. Pero al empezar a conectar con su energía me empezaron a llegar personas y libros que me traían información y me hacían ver las cosas desde otro lugar. Empecé a sentirme “en una con Dios”.
Creo que el momento clave donde cambié muchísimo mi perspectiva y me amigué con Dios fue al leer el libro de Glennon Doyle “Indomable”. En este libro Glennon cuenta su fuerte e inspiradora historia de vida, y mucho tiene que ver con haberse amigado con Dios: “Lo que descubrí (aunque me asusta decirlo) es que Dios vive en esas profundidades de mi interior”. Dice Glennon.
Pero hay una parte del libro que nunca me la pude sacar de mi cabeza porque me hizo entender esto que muchas veces leía: Dios está adentro mío (y tuyo). Esta es una conversación entre Glennon y su esposa Abby.
- Abby: No me siento cómoda en las iglesias. De niña sabía que era gay. Tuve que elegir: o la iglesia, mi madre y Dios, o yo. Y me escogí a mí.
- Glennon: Cuando eras niña, tu corazón se apartó de la iglesia para protegerse. Permaneciste indemne en lugar de dejar que te desmembraran. Te aferraste a la persona que estabas destinada a ser en lugar de hacer contorsiones para encajar en aquella que te dijeron que fueras. Permaneciste fiel a ti misma en lugar de abandonarte. Pero cuando cerraste tu corazón a aquella iglesia lo hiciste para proteger a Dios en ti. Lo hiciste para seguir siendo pura. Pensaste que esa decisión te hacía mala, pero esa decisión te hizo sagrada. Abby, lo que intento decir es que cuando eras niña no te escogiste a ti en lugar de optar por Dios y la iglesia. Te escogiste a ti y a Dios en lugar de elegir la iglesia. Al escogerte a ti misma, escogías a Dios. Cuando te alejaste de aquella iglesia, te llevaste a Dios contigo. Dios está en ti.
Hoy en día realmente creo que Dios no es algo omnisciente. Vivir desde la fe poco tiene que ver con esa imagen que tenía de las personas religiosas donde la culpa y el juzgar a los demás era parte del ritual: que si disfrutas el sexo está mal, que si sos gay vas a ir al infierno, que mirá cómo se vistió esa persona, que si no crees en el te va a castigar, etc.
Para mí hoy vivir desde la fe implica creer que todos somos Dios y que todo es Dios. Dios no es nadie y a la vez lo somos todos. Es simplemente el orden perfecto e invisible de las cosas, es algo mayor a mi y mayor a todos, que jamás voy a entender y poco me interesa entenderlo, porque ahí reside la magia, en el no saber. Dios no pertenece a ninguna iglesia, ni a ninguna religión, es simplemente una energía perfecta que no juzga a nada ni a nadie, y que no importa si crees o no, Dios siempre está presente porque todos somos parte del Universo y por ende vos sos parte de Dios. No estamos separados, como muchas veces la religión nos lo quiso hacer ver. Dios no está dentro de la iglesia, porque cuando salimos de la iglesia nos llevamos a Dios con nosotros.
Me llevó años poder cambiar este pensamiento, y admito que todavía me da miedo que cuando hablo de Dios la gente me vea como el estereotipo cristiano o católico. Pero la verdad es que se quien soy y prefiero entender a Dios a mi manera y hacerme cargo de eso. Y quizás mucha gente no comprenda esta mirada, le parezca errónea, soberbia y tonta, pero yo realmente tengo fe y la fe nadie me la puede quitar.
Un día en México tuve una epifanía. No pasó en un momento donde estaba meditando o visitando un templo Maya sagrado, sino que estaba en mi departamento lavándome los dientes. Fue el día que me di cuenta que Dios se experimenta a través mío. Yo soy Dios, porque Dios somos todos. Y desde ese día intenté pararme desde ese lugar y empezar a preguntarme: si Dios fuera mi invitado ¿realmente elegiría que experimente esto que estoy haciendo?.
Pueden ser desde cosas simples, como por ejemplo ¿Le daría el almuerzo en el mismo plato donde le di las tostadas de desayuno porque me da pereza lavarlo o le daría el almuerzo en el plato más lindo que tengo? O también cosas más importantes como ¿Dejaría que Dios camine de noche con miedo porque no quiero pagarle un taxi? ¿Expondría a Dios a ir a un trabajo que se siente sofocante y al que odia ir? ¿Invitaría a mi reunión con Dios a esa persona que no lo respeta y lo trata mal? Probablemente todas las respuestas sean no.
En verdad, cuando hablo de Dios estoy hablando de una misma. A veces es más fácil vernos como “alguien más” para empezar a accionar desde un lugar más amoroso.
Muchas veces tenemos la tendencia de hacer las cosas “por los demás”. ¿No te pasa? Tenes toda la semana la casa sucia, pero tenes visitas el fin de semana entonces limpias todo. Te cocinas todos los días lo mismo, pero cuando tenes una cita cocinas el mejor plato para impresionarlo/a. Si te empezas a ver a vos como alguien más, como algo más, como Dios, quizás te sea más sencillo hacer cosas para él (¿o ella? ¿o elle? no se cual es el pronombre de Dios, porque para mí es una energía). Pero en verdad no estás haciendo cosas para Dios, estás haciendo cosas para vos. En última instancia estás amándote a vos misma.
Quizás esta sea una idea un poco rara o controversial, pero te invito a que sigamos ahondando en el tema, porque una vez que reconoces que llevas a Dios, el Universo, la Fuente, etc. adentro tuyo tu vida cambia, porque estás conectando con la energía de vida.
Te invito a que no te cierres ante esta idea y escuches el nuevo episodio del Podcast de El fuego que llevo dentro, que se llama Dios se experimenta a través de mi (y de ti), donde te voy a dar un poco más de teoría de esta idea, que obviamente no la inventé yo lavándome los dientes jaja, sino que está escrito inclusive en la biblia.
Escuchalo con la mente abierta y después contame, ¿Vos crees en Dios? ¿En qué crees? ¿Sentís que Dios se experimenta a través tuyo? Es un tema que me fascina así que quiero saber ¡Mandame un mensajito a Instagram o dejame acá un comentario!