Volver a Buenos Aires después de 3 meses es re-encontrarme con restos de versiones mías viejas que quedaron acá. Y es también traer a mi nueva versión a viejos lugares. En cierta parte es divertido, ver todo con otros ojos, presentarle espacios, dinámicas y costumbres que siempre estuvieron ahí pero que ahora me sorprenden, me llaman la atención y/o me las cuestiono.
Y sí, quizás 3 meses no parecen mucho, pero… ¿Cuánto es en verdad mucho y cuánto es poco? Y acá es donde realmente para mí el tiempo es una ilusión. Porque he pasado años y años donde mi vida era casi igual e internamente yo también era la misma persona. Y he tenido también momentos, como por ejemplo estos últimos 3 meses viajando, donde todo mi ser transmutó a uno nuevo. Y la transformación se hace muy evidente cuando uno vuelve a habitar los viejos espacios.
Y de eso quería hablar en esta entrega, de los cambios. En este caso cambié rutas por rutinas. De estar en mucho movimiento viajando pase a la estabilidad de estar en mi casa de toda la vida, por quién sabe cuánto tiempo eso se lo dejo al destino.
Y si bien siempre la rutina está asociado a algo aburrido, monótono y de lo que uno quiere escapar, yo lo veo un poco diferente. ¿Y es que soy una inconformista? Puede ser, pero… si la vida está inevitablemente formada por rutinas ¿por qué voy a resignarme a tener una rutina aburrida, monótona y poco disfrutable? Si bien mis días suelen ser bastante flexibles hay una parte de ellos que es bien estable. Es una elección que hago y que - por el momento - no lo cambio por nada. Lo que le da estructura a mi vida día tras día es mi rutina matutina.
En el 2019 empecé un proceso de - no se cómo decirlo sin que suene trillado - reconexión conmigo misma, sanación, auto conocimiento. Ponele el nombre que quieras. Y fue ahí, después de tener un día donde dije no puedo seguir más así, me rindo, que empecé a meditar. Es desde ese día que estuve en un proceso de sostener diariamente el hábito de meditar. Y digo proceso porque no es algo que pude sostener continuamente, pero además los motivos por los cuales quería adoptar el hábito de meditar todos los días fueron y van mutando: desde mi auto exigencia, sentir una presión externa al ver que estaba “de moda” meditar, hasta el bienestar que me traía a lo largo de mi día y el ver los cambios que ese simple acto producía en toda mi vida.
Hace ya un largo tiempo que sostengo ese hábito desde el compromiso, el amor a mi misma y el disfrute. Pero me tomó más de 4 años lograrlo. Muchas veces lo hice desde la exigencia, muchas veces lo hice sin ganas, muchas veces lo hice obligada por mi misma, muchas veces no lo sostuve y lo dejé de lado. Fue un proceso largo, y que aún continúa, porque mi mente muchos días sigue tentándome para que lo deje de lado.
Y de eso es lo que hablo en el nuevo episodio del Podcast de El fuego que llevo dentro llamado No negocies con quien queres ser. ¿Te pasó de encontrarte negociando con las cosas que te hacen bien para no hacerlas? Para convertirnos en nuestra mejor versión, para incorporar un nuevo hábito, para hacer algo que antes no hacíamos o para dejar de hacer algo que hacíamos y es momento de ponerle fin, tenemos que aprender a no negociar.
Seguramente ya escuchaste que la mente quiere protegerte y es por eso que no quiere que hagas cosas nuevas. Se pregunta: ¿por qué harías algo nuevo y desconocido que puede ser peligroso si podemos quedarnos donde estamos y vivir tranquilos? La mente siempre va a tener excusas para que no hagas lo que queres hacer, para que te quedes tranquila, sin gastar energía en modo piloto-automático. Y es por eso que para hacer cosas nuevas o sostener hábitos es muy importante no negociar. Porque si negocias hoy, la semana que viene quizás negocies de nuevo, y dos días después también y así sin darte cuenta ese nuevo hábito, esa nueva versión tuya, quedó en el olvido.
Sin más spoiler, te dejo el link al episodio para que lo escuches. Es cortito y tiene al final un mensaje de un oráculo que seguro te resuena.
“Esforzarte por tomar acciones simples crea una reacción en cadena en tu confianza y tu productividad”. Mel Robbins
Concuerdo mucho con esta frase de Mel Robbins y es increíble como noto que mi confianza en mi misma aumenta cada vez que cumplo con lo que digo que voy a hacer. Empujarme a hacer mi rutina matutina cada vez que tengo una excusa tonta como “hoy está nublado mejor no hago nada” - como si el clima afectara mi sesión de tapping o mi mini rutina de yoga - me da como regalo no solo la sensación de bienestar que siento después de todas las prácticas, sino también el deleite de poder confiar en mi palabra, poder confiar en mí, en mi propio sostén. Esa, creo yo, que es la verdadera confianza.
Hoy en día mi rutina matutina no negociable incluye: dos meditaciones, unos ejercicios de yoga, afirmaciones y rezos, tapping, pilates, hacer mi cama y lavarme los dientes por más de 3 minutos. Estos ejercicios y herramientas son con las que estoy comprometida hoy, mañana pueden ser otras, quien sabe.
Más allá de las cosas que hago que van variando porque si bien es rutina también es flexible porque me suelo aburrir rápido. El fin de todo no es hacer cosas porque sí, sino que es conectar conmigo misma, conectar con mi Ser superior, conectar con Dios, bajar el ruido mental, intencionar mi día, y manifestar y co-crear mi vida. Mi recompensa es esa paz mental y ese sostén en mí que supe cultivar a lo largo de esas horas conmigo misma.
Una chispa en forma de recomendación
Te dejo de recomendación esta entrevista a Mel Robbins que le hizo mi entrevistador favorito. Está en inglés pero podes ponerle subtítulos.
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De corazón, gracias por leer. Gracias a las personas que me envían mensajitos contándome que les pareció el Podcast o el Newsletter, mostrándome su visión. Gracias por valorar el trabajo que hay atrás y no darlo por sentado.
¡Te quiero, y te deseo cosas maravillosas!